Coche de propiedad o renting: dos opciones válidas, dependiendo de lo que busques. Para quienes aprecian la previsibilidad, la comodidad, los servicios incluidos y desean evitar complicaciones de mantenimiento, reventa o trámites burocráticos, el renting está ganando terreno y se presenta cada vez más como una alternativa válida también para los particulares. Además, ante la incertidumbre de la depreciación, los gastos imprevistos y las crecientes restricciones sobre los vehículos de combustión, el renting ofrece acceso a coches más modernos, eficientes y sostenibles.
Aunque la compra puede seguir siendo válida para quienes desean conservar el coche durante muchos años o recorrer un elevado kilometraje anual, para la mayoría de los usuarios urbanos, familias y profesionales que aprecian la tranquilidad financiera y la facilidad de gestión, el renting se está imponiendo como la opción más ventajosa.
La clave está en comparar con datos: calcular todos los costes reales, tener en cuenta los incentivos, entender lo que incluye cada cuota de renting, ser consciente de tus necesidades reales de uso. Quien tenga acceso a esa información clara y transparente podrá tomar una decisión más segura, eficiente y ajustada a su estilo de vida.
Querer tener y mantener un coche durante 10 o 12 años puede parecer más rentable, pero en mi opinión la realidad es muy distinta. Hoy la tecnología pesa cada vez más y obliga a estar en constante actualización. Los coches, igual que los teléfonos, ya no están diseñados para durar tanto, sino para ser reemplazados con frecuencia.
A esto se suman las normativas de emisiones, que cambian continuamente y hacen imposible planificar a largo plazo con certeza. Entonces me pregunto: ¿realmente merece la pena liquidar un préstamo elevado para poseer un vehículo que habrá que mantener, reparar y quizá sustituir poco tiempo después? Yo, sinceramente, me he respondido que no.